Días en los que lo único que te hace feliz es poder tomarte una taza caliente de chocolate espeso y seguir durmiendo.
Notas que por mucho que descanses, tu cuerpo sigue cansado, tus parpados se cierran solos cuando notas tu cuarto en calma, en silencio. Las persianas están bajadas del todo y te encuentras en medio de la oscuridad. Oyes como las gotas golpean contra ellas y eso te relaja. Lo único que se oye es tu respiración y poco a poco vas cayendo en un profundo sueño.
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